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Política y Sociedad

Cajacanarias gastó más de 42.000 euros en un libro que no ha visto la luz.

La Obra Social de la Caja General de Ahorros de Canarias (Cajacanarias) invirtió más de 42.000 euros (siete millones de las antiguas pesetas) en la edición de mil ejemplares del libro Ernesto Lecuona: el genio y su música en el año 2000. Cuatro años después los libros no han sido distribuidos y se guardan en un sótano de la entidad. Los autores han denunciado el “secuestro” del libro mientras una sentencia del Juzgado de lo Social Número 1 de Santa Cruz de Tenerife recoge que “la negativa a su distribución se trata de un acto más de conjunto que conforman el acoso al que fue sometido el autor” por parte del Organismo Autónomo de Museos del Cabildo de Tenerife que preside Fidencia Iglesias, esposa del director general de Cajacanarias, Álvaro Arvelo.

Ernesto Leuona, el genio y su música fue editado por la Caja General de Ahorros de Canarias (CajaCanarias) en el año 2000, tal y como se recoge en el archivo del Ministerio de Cultura donde consta su ISBN (International Standard Book Number) y como tal está registrado en la Biblioteca Nacional. Desde entonces, los mil ejemplares de esta obra no venal (no comercializable) que la imprenta entregó a finales de ese año a la entidad financiera no han sido distribuidos.

Esta es la denuncia que sus autores, José Manuel Castellano Gil y José Fernández Fernández (recientemente fallecido), han elevado en los últimos cuatro años sin que hasta ahora, según el testimonio del primero, hayan tenido respuesta alguna por parte de la entidad de ahorros que se comprometió a “divulgar y presentar” la obra sobre uno de los más afamados músicos cubanos del siglo XX cuya vida y obra estuvo íntimamente ligada a la isla de Tenerife, donde falleció en noviembre de 1963 cuando acudió a visitar la tumba de su padre.

“Hemos realizado constantes llamadas telefónicas que nunca han sido atendidas. No han contestado al burofax que enviamos en mayo de 2001 reclamando nuestros derechos. Nunca, en estos últimos cuatro años, hemos obtenido respuesta ni comunicación por parte de Cajacanarias al respecto”, narró Castellano.

Evasivas y negativas. Cajacanarias justifica la no distribución del libro sobre la base de que los autores no han entregado a la entidad la documentación que acredita la cesión de los derechos por parte de los herederos de Ernesto Lecuona para incluir en esta publicación las partituras del músico cubano.

Al ser consultado recientemente por esta situación, un portavoz acreditado de Cajacanarias narró en un primer momento que nada se sabía del paradero de la publicación. En una segunda intervención se aludió a que parte de los mil ejemplares habían quedado inservibles después de que las riadas del 31 de marzo de 2002 arrasaran los sótanos de uno de los locales de la entidad. Posteriormente se explicó que ni siquiera se podía constatar que fuese cierto que dicho libro fue editado por la Obra Social de Cajacanarias. Finalmente, desde la entidad se reconoció la existencia del libro, y se aportó la explicación de que los autores no habían aportado una documentación ineludible para proceder a la distribución de los ejemplares.

'Mobbing'. Para los autores de la obra, la razón de que el libro nunca haya visto la luz es clara y precisa. En febrero de 2003, el Juzgado de lo Social Número 1 de Santa Cruz de Tenerife condenaba al Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo de Tenerife, presidido por Fidencia Iglesias, a pagar una indemnización de 54.091,09 euros a José Manuel Castellano, por la vulneración de derechos fundamentales de la que fue víctima en un caso probado de acoso moral o mobbing.

“Hay una cosa clara y evidente: el director general de Cajacanarias es el marido de Fidencia Iglesias. Esa es la única explicación seria que nosotros podemos dar”, explicó José Manuel Castellano. Y lo cierto es que la sentencia del Juzgado de lo Social recoge que la no distribución de este libro como uno de los actos de acoso a los que fue sometido el historiador que ocupara en su día la dirección del Museo de Historia de Tenerife.

Cajacanarias presentó ante el Tribunal un informe en que explicaba que la no distribución del libro obedecía a que “los autores no acreditaron que contaran con la autorización de los herederos o beneficiarios de los derechos de autor del músico para incluir en el libro reproducciones íntegras de partituras y letras de la obra de Ernesto Lecuona y que no se había alcanzado un acuerdo con los autores respecto al número de ejemplares a reservar para ellos”.

“Sin perjuicio del poco fundamento del segundo motivo alegado, en cuanto al primero resulta cuanto menos extraño que una institución de la entidad de Cajacanarias proceda a editar una obra sin cerciorarse antes de reunir los requisitos legales necesarios para ello, lo que hace pensar, en virtud del principio de inversión de la carga de la prueba que rige en estas actuaciones, y atendiendo al vínculo matrimonial que une a la codemandada Fidencia Iglesias con el director general de Cajacanarias, entidad que debía publicar y distribuir el libro, que la negativa a su distribución no obedece a tales razones, sino que se trata de un acto más del conjunto que conforman el acoso al que fue sometido el actor”, recoge literalmente la sentencia que ha sido recurrida y que se encuentra en trámites en el Tribunal Supremo.

Entre el incumplimiento de compromisos por parte de Cajacanarias, destaca el hecho de que no se haya depositado el número cero de la edición en la Biblioteca Nacional José Martí, como se había acordado, y que tampoco se haya hecho llegar el número 1, que era doble, a los jefes de estado de España y Cuba respectivamente. Por otra parte tampoco se ha entregado a los autores los cien libros que se les reservarían de los mil editados.

“Sin embargo, sabemos que la entidad financiera, o mejor dicho, algunos de sus altos dirigentes, han regalado el mencionado libro a determinadas personas. ¿pero qué sucede?”, cuestionó Castellano quien además explicó que un ejemplar del libro se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid y otro en la Casa de la Cultura de Santa Cruz de Tenerife.

Castellano quiso “dejar muy claro”, en cualquier caso, que no se trata de un conflicto contra CajaCanarias como entidad sino “contra determinadas personas de alta responsabilidad tanto en la dirección, como Álvaro Arvelo, así como hacia el responsable de la Obra Social y Cultural en aquellos momentos, Alfredo Oran”. “Ellos han sido, junto a la sombra marital de Fidencia Iglesias, los verdaderos secuestradores de este libro, pues ellos dictaron la orden bajo un motivo puro y estrictamente personal y se han escondido detrás de la institución”, dijo Castellano.

“Y si muero mañana, no me aferraré en mi tiempo final a rencores contra Cajacanarias y los personajillos mencionados. Sentiré, eso sí, un poco de pena por quienes se creen reyes de su propio espíritu aldeano y quisiera un breve tiempo, porque el futuro depare a este noble pueblo dirigentes y estructuras que estén más alejados de las miserias humanas”, escribió el fallecido José Fernández, coautor de la obra, en el periódico El País el 2 de julio de 2002.

Fuente: Canarias Ahora